sábado, 31 de marzo de 2012

Primera Sonrisa.


El día en que abro mi correo electrónico, no me puedo creer que esté tan lleno. Empiezo a eliminar mensajes sin apenas mirarlos, en especial los que llegan desde youtube notificándome que hay nuevos comentarios. De todos modos los leeré después al entrar en mi cuenta. Hay algo, sin embargo, que llama mi atención. Aparte de los comentarios en el blog –Oh, dios mío, nunca había recibido tantos seguidos de noche –que son todos del mismo remitente, hay un par privados que vienen de una cuenta de correo desconocida.

Es mi e-mail de escritora, el que dejo colgado en las descripciones de los videos y los pop-up del blog, pidiendo que no tengan miedo al escribirme. Espero encontrar, tal vez, una de ésas estúpidas cadenas que la gente se dedica a mandar por el miedo de que una tal Teresa o Amanda se presente en su casa y asesine a su madre. No lo es. Está escrita en inglés, igual que los comentarios del blog. Me preparo mentalmente para leer alguna tontería, tal vez una promoción o el típico mensaje de “Deberías apuntarte a nuestra página porque es la mejor para promocionarte” o “Tu blog es genial ¿te importaría pasarte por el mío y opinar?”. Para nada. No se parece en nada a cualquiera de ésas construcciones gramaticales. Es más, es bastante largo y no lleva enlaces externos.

Empiezo a leerlo y me sorprendo demasiado. Comienza, literalmente, diciendo:
Has cambiado mi visión del mundo con tus palabras.

Normalmente eso me podría asustar, o tal vez halagarme. Pero el mensaje no termina ahí y antes de continuar leyendo decido mirar los comentarios que ha dejado la misma persona en cada uno de los artículos literarios de mi página. Hay críticas bastante sinceras, no son el típico “me gusta” si no una gran opinión acerca de estar o no de acuerdo con lo expresado. Me hace gracia que me apoye en mi idea del fin del mundo, de ser nosotros mismos quienes estamos acabando con él. Y con la idea fija de que no es una especie de idiota que comenta criticándome a lo bestia, continúo prestando atención a ésa carta electrónica.

No creo que sea necesario que diga lo mucho que me ha gustado tu forma de expresarte, la llamaría sublime pero si tuviera que encasillarla en cualquiera de los estilos que aquellos profesores me enseñaron en su momento, no sería capaz de hacerlo. Es único, cada uno de los textos es único.

Me podrías llamar psicópata y cerrar éste mensaje, al fin y al cabo no nos conocemos, pero tras leer tu petición de e-mails, tus ganas de que escribamos sin recato y sin cortarnos, me decidí a hablarte. Podría mentir y decir que sigo tu blog desde hace muchísimo tiempo. Pero no es así. En realidad lo descubrí hace dos días y estuve leyendo con total avidez cada una de las historias ayudándome con un diccionario y un traductor online. Podría haberlo cerrado y haber buscado a algún escritor Americano al que entender sin esfuerzo pero entonces no sería una gran aventura.

No puedo decir que te conozca habiendo leído únicamente alguno de tus textos, pero puedo decir sin ningún miedo que te admiro por ser como eres. Sin tirarme flores diría que tal vez hayas oído hablar de mí pero no pienso revelarte mi nombre ¿qué clase de fanático enloquecido sería en ése caso? Admiro tu opinión, pareces tener una opinión muy marcada y una personalidad completamente definida. También posees ésa versatilidad para cambiar de estilo continuamente que muy pocos son capaces de adquirir. Te aseguro que jamás me había encontrado con alguien igual.

No me tomes por un acosador. ¡Para nada! De ti solamente sé el pseudónimo y lo que pone en la barra lateral. Y sin embargo quisiera saber un poco más de ti… ¿Aceptarías cartearte por e-mail conmigo? Tal vez prefieras un servicio de mensajería instantánea o de mensajes de voz… Será genial si eliges cualquiera de las opciones. Si prefieres ignorar éste mensaje, lo comprenderé y continuaré contentándome en leer ésas maravillas que escribes. Es tu decisión, siempre lo será si decides contar conmigo…
P.W.
PD: Creo recordar que hablabas de la rutina en alguna parte, de lo aburrida que llega a ser una vida sin emociones… ¿Quieres que rompa tu rutina? ¿Quieres que desorganice tu vida? Es muy fácil, déjame entrar en ella. No te arrepentirás.

No llega a asustarme, en el fondo me enternece muchísimo que alguien piense de ése modo acerca de las cosas que escribo, que alguien haya decidido enviarme un mensaje directo tras todo éste tiempo, tras las más de cuatrocientas mil visitas que ha recibido mi pequeño rinconcito sin un solo mensaje a excepción de los horribles mails en los cuales recibo amenazas y odio de gente que no acepta a personas como yo.

No creo que una descripción mía ayude mucho a la situación pero igualmente la daré. No física, a nadie le interesa cómo soy. Mis escritos son muy variados y a veces son tristes o reflexivos en exceso. Me llaman deprimida, reprimida, payasa… Nadie podría comprender una de mis depresiones sin sufrirla. Y por ello, siempre por ello, me piden que me suicide, que deje éste hermoso mundo a las personas normales. No hace falta decir que cada vez que me llegan, me duele.

Y tal vez sea eso lo que me hace responder el email. Agradezco por completo sus comentarios, agradezco que se haya molestado en escribir a alguien tan mediocre como yo y que una opinión anónima me ha animado muchísimo el día. Con desconfianza dejo mi dirección de mail instantáneo, o mejor dicho “Messenger”. Estoy intrigada y sé que puede ser alguna de las personas que me odian, sé que puede que quiera gastarme una broma. Aun así lo hago, le doy al botón de enviar.

Tal vez él no quería quedar como un acosador, me digo, pero es de noche y en América debe ser de día. Todo cambiaría si él fuera de Londres, entonces sería aún más tarde. Pero… No, en su mail nombró algo acerca de hablar en americano. Y por eso instantáneamente aparece en mi bandeja de entrada una petición de amistad. Miro la dirección y coincide con el mail, sonrío de lado antes de aceptarlo y relegarlo a la categoría de “fans”. Es una categoría que jamás había utilizado, estaba vacía. Es más, la acabo de crear en exclusiva para él. Que a alguien anónimo, a alguien que no es amigo mío, le guste algo creado por mí… Es realizante, extasiante. De verdad. Casi de inmediato se abre una pestaña indicando que me hablan.

La abro y en pantalla aparece un “Hey, girl!” que me hace bastante gracia, tanta efusividad no es lo esperado pero le he pedido en mi propia respuesta que no me hable tan educadamente, que no soy tan importante como para ello. Mi respuesta llega de inmediato para aquél chico que lleva como pseudónimo de mensajería un “I Miss you.”

La conversación, al contrario de lo que se pudiera esperar, se desarrolla con total normalidad. De vez en cuando corrige alguna de mis expresiones inglesas. Yo hablo en español normalmente así que cambiar a mi segundo idioma no me resulta tan sencillo como esperaba en un principio. De todos modos me llega a resultar muy simpático. Apenas soy yo la que habla al principio, él se dedica a contarme cosas trascendentales que me encanta leer. Parece ser un chico que no lo ha pasado demasiado bien nunca, o eso deja traslucir en sus palabras sin sentido, habla del tiempo incluso.

Me enternece y las horas pasan, y ante su pregunta, cuando cuestiona mi inspiración… llego a confesar a ése desconocido que mi vida es triste, que nunca he tenido amigos exceptuando a una chica que vive a más de cincuenta kilómetros de mí. Sí, le he llegado a hablar de Olga. Me cuesta creer que me abra tanto, que le explique que durante los cursos de Secundaria nadie me quiso, que todo el mundo me odiaba por ser diferente, que nadie quería hablarme demasiado si no era para insultarme. Llego a explicar que visto siempre de negro porque odio mi figura y el negro la tapa, llego a explicarle que tengo miles de sueños frustrados y varias novelas terminadas que nunca me animo a publicar. Llego a contarle demasiadas cosas que jamás hubiera explicado a nadie.

Y él parece leerlas en silencio, llego a pensar que deja de hacerlo y que ya no presta atención, que se ha desilusionado al conocer la realidad sobre una escritora anónima de internet. Pero al contrario, lo que hace es enviarme un abrazo virtual y una sonrisa dibujada. Me dice que no me preocupe, sabe que mi vida mejorará, dice que hay que ser imbécil para dañar a alguien así de especial. Dice que no me conoce aún. Dice que quiere hacerlo, que quiere que no me ponga triste. Quiere cambiar mi inspiración, dice que no es bonito sentirse mal, que es mejor sonreír y seguir adelante. Confiesa ser, a veces, un deprimido total. Y con sus consejos y sus posteriores bromas sin sentido acerca de comer zanahorias para mantener la tristeza a raya…

Me quedo dormida. Sonriendo. Sabiendo que ése chico desconocido, el tal P.W. estará al otro lado de la pantalla si despierto. Y no me importa no saber su nombre, no conocer su cara. Estoy conectada a él, me ha animado bastante. ¿Seis horas pueden cambiar la vida de alguien? Mas adelante podré decir que sí, no lo dudes.

Y cuando me levanto no abro el ordenador si no que salgo a la calle con una cámara de fotos y hago varias tomas del cielo y las nubes, de las hormigas en fila que pasan por el jardín, de mi gato que me mira con cara de fastidio. Sonrío de lado y vuelvo a entrar en casa, a desayunar, a intentar ser un poquito feliz. Solo para poder decir que mi inspiración vuelve acompañada de alegría y no de tristeza, para poder escribir algo cursi, algo ñoño, tal vez algo alegre. Para mantener la versatilidad que se supone que poseo. O eso dijo él.

Marina.

4 comentarios:

  1. Oh, Nana... No recuerdo haber leído algo así de ti, y me ha encantado. Y ya sabes que yo, como poeta y crítica literaria, no suelo decir "me ha encantado" así porque sí... La manera de llevar la idea es fluida, las palabras son ligeras, no rebuscadas... Eso hace del texto cual nimbos paseando por el cielo sin ninguna prisa.

    En fin, ya sabes que te apoyo a pesar de lo que haya pasado ;) ya me entiendes.

    Dulces sueños.

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    1. Debo agradecer realmente que hayas gastado un pequeño momento en leer ésta paranoia. Si te ha encantado debo sentirme honrada porque es la primera vez que escribo algo de éste estilo, ya sabes suelo hacer cosas bizarras y sin mucho sentido...

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  2. Nana, se me han puesto los pelos de pollo al leer esta historia.Pienso seguir tu blogg cada vez que actualices. Me encanta tu manera de escribir, eres increíble. Y no lo digo para llenar este comentario, sin duda me has hecho sentir que yo era esa chica.
    También tengo una "crítica" constructiva, si se le puede llamar crítica, no sé, quizás sólo un pequeño comentario sobre lo que escribiste. No hace mucho que te conozco, y tampoco es que te conozca mucho, pero se nota mucho lo que sientes en tu manera de escribir. Y no te culpo, aquí servidora que usa su blogg para desahogarse y quizás escribir la realidad que me gustaría tener. Solo te puedo dar ánimos y a pesar de que pienses que solo son palabras, estaré aquí si necesitas hablar con alguien y desahogarte. Y vuelvo a repetir, es fabulosa la historia, espero leer pronto la continuación. Un saludo y un fuerte abrazo.

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    1. Asdf supongo que es algo bueno, la gente suele decirme que siento mucho mis historias, que las entienden y comprenden. Yo te puedo asegurar que siento la mitad de ellas pero no como yo misma. Es simple: crear un personaje, un personaje al azar y convertirme en él, sentir lo que siente, hablar como habla... Es raro, mi padre dice que es un pequeño don que tengo.

      En cierto modo sí, es una realidad que me gustaría tener pero te aseguro que para nada soy como la protagonista retratada aquí pese a que lleve mi nombre. Ya superé ésa etapa de mi vida y espero no regresar a ella. Me alegro de corazón de que te haya gustado y, bueno, con tu apoyo creo contar así que subiré más a menudo.(?)

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